viernes, marzo 03, 2006

Machala, mi entrada al Ecuador

Despues de un cansador cruce de frontera llegué a Machala con muchisimo calor. Atardecia y la lluvia tenia ganas de mojar. Busque la direccion donde trabaja Esteban, en las oficinas de la revista Postal. Alli estaba, casi a las ocho de la noche de ese viernes, esperandome.
Fuimos al hotel para dejar mis mochilas, y salir a comer algo por los alrededores.
Mientras nos poniamos al dia, podiamos ver desde la habitacion como el agua empezaba a crecer en las calles.
Salimos a cenar.
Machala es un mundo de galerias, sus veredas se asemejan a la Avenida Paseo Colon de Buenos Aires. Alli uno se resguarda del sol y de las tormentas.
Habia llovido demasiado. Algunas esquinas eran infranqueables y para cruzar otras teniamos que dar un lungo rodeo. Esquivando el agua sucia que bajaba por las calles, corrian ratas y cucarachas.
El espectaculo cambio en el parque central. Renovado hace poquisimo tiempo, luce brillante, abrumador en el medio de la inundacion. Pisos de vidrio dejan ver a los peces de colores que nadan en el fondo, parlantes camuflados en piedras dan un toque funcional al asunto. Entre los canteros descansan iguanas y hasta un mono perezoso, que jamas se deja ver.
Cerveza de por medio, disfrutamos del parque en la noche, mientras oia historias de pandillas y carnavales.

Al dia siguiente partimos desde Puerto Bolivar, el muelle de Machala que esta rodeado de cargueros gigantescos, hacia la isla de Jambeli.
Esa es otra historia, mas que interesante, que algun dia contare.

Martin, febrero de 2006.

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