martes, marzo 31, 2009

Santiago de Cuba – Volumen 5- Las noches

Más allá de los encuentros y desencuentros que tuvimos con los tomadores de ron de cada una de las plazas, podría decirse que las noches santiagueras suceden en las calles. Sí, Santiago se festeja en las calles.
Un par de días antes del fin de año, conocimos a un chico en el bar Baturro, un cantante, que nos invitó al paseo Martí, un boulevard con el que uno se choca caminando hacia el norte de la ciudad, donde terminan todas las calles. Allí se reúnen los rastas y ciertos grupos afrocubanos.
Salimos de la casa de la Trova a la una de la mañana. En base a nuestra insistencia mortífera y rompe-paciencia habíamos logrado entrar gratis una vez más. Recordamos, en el medio de todo el son, de la invitación del cantante del bar Baturro y caminamos calle abajo hacia el paseo Martí. Encontramos tres o cuatro grupos de chicos tomando y conversando, parecía como si la fiesta hubiese terminado. Había un escenario vacío debajo de las luces tenues del boulevard, luces que le daban a la escena de madrugada un tono lúgubre.
En uno de los grupos divisamos al cantante, estaba con cuatro amigos tomando vino blanco. Entonados, intentamos comenzar una charla política, pero no había tanta confianza como para sacar trapos al sol, los temas derivaron en música y otras yerbas. “Llegan tarde”, nos dijeron, al parecer las bandas que iban a tocar no pudieron por algún motivo que desconocíamos.
Seguimos la charla entre el vino blanco y un pomo (botella) de cerveza dispensada, que tiene unos 14 grados de graduación alcohólica. Más que un vino. No sé a que hora compramos, en un puesto de comida abierto, frente al paseo, un pollo con plátano frito, que devoramos con las manos, y cerca de las 5 de la mañana nos fuimos hacia la casa de la calle San Francisco, después de escuchar las indicaciones para volver sin perdernos.

Otra noche, la primera del año después de los festejos, Carlos, el hermano de Fran (los hermanos dueños de la casa donde parábamos), luego de contarnos como fue la última vez que vio a Fidel en la plaza de la Revolución de Santiago de Cuba (ese día diluviaba, la plaza estaba colmada, era una multitud que fue a escucharlo, y Fidel, por la lluvia, empezó el discurso a las siete y media de la mañana, durante un aniversario del asalto al cuartel Moncada), nos recomendó ir a La Trocha, una avenida que se encuentra en sentido opuesto al paseo Martí, a cinco o seis cuadras del parque Céspedes. Y allá fuimos.
Entre las callejuelas oscuras de Santiago se adivinaban todas las sombras que caminaban hacia La Trocha. Jóvenes tomando ron y conversando a los gritos, a lo cubano, bajaban hacia la zona de la diversión. Cuando llegamos nos topamos con una marea de gente sobre la avenida. A lo lejos, el escenario y el DJ. Sobre el cruce de dos avenidas había muchos puestos de comida (pollo, pizza, refrescos, dulces, cerveza y ron), y baños químicos. Casi no se veían turistas, era una diversión bien cubana (a diferencia de la Casa de la Música, la Casa de la Trova o la Casa de la Tradición).
Compramos un pollo con plátano frito (¿Cuándo no?), venía presentado en una cajita de cartón y para comer con la mano. Luego un par de refrescos a peso cubano y cuando estuvimos listos, la base hecha, encaramos hacia el escenario, a mezclarnos en el medio de la multitud.
De fondo sonaba reggaeton, era música que administraba un DJ desde el centro de la avenida. Nos hicimos de un lugar a 50 metros del escenario y compramos vasos de ron (a diez pesos cubanos el vasito). Mientras mirábamos como se movía la gente (nos pedían fotos, nos charlaban), estalló el público a gritos: salió al escenario el plato fuerte de la noche…!!!Pachito Alonso y sus Kini Kini!!! Así lo anunciaban tres o cuatro carteles pegados por ahí.
Pachito toca una buena salsa, son unos diez músicos en escena, dos cantantes y Pachito, que tiene unos dos metros de altura, se sienta al frente de los teclados. El ron circulaba al ritmo de la música, tratábamos de mover un poco las caderas para no desentonar, cuando de entre la multitud apareció el Lenny Kravitz cubano: Oderris. Lo habíamos conocido una de las noches anteriores en la Casa de la Trova, y le hicimos notar su parecido: “Loco, sos igual a Lenny Kravitz”.
Al reconocernos se nos acercó. Después de los saludos hicimos una vaquita para comprar una botella de ron. Oderris, que toca el güiro, había tocado con su grupo antes de Pachito, pero no llegamos a verlo. Nos invitó a “la escena”, a subir a la tarima del escenario, detrás de Pachito y su grupo. Y de nuevo, allá fuimos.
Esquivamos la multitud y aparecimos por detrás de la escena, donde se veía en la noche el paseo de la Alameda y la guagua Astro (Una Youton nueva de China) que transportaba al grupo musical. Subimos al escenario, había unas veinte personas detrás de los músicos, y quedamos de cara a todas las caras de la avenida. Era un mar de gente que se perdía en el fondo, eran dos cuadras repletas de rostros bailando.
Me ubiqué a medio metro del batero, una distancia prudencial, y tomando ron y moviéndome al ritmo de la música (ustedes imaginaran de que manera, pssst), disfruté de un lindísimo show. Pachito y sus Kini Kini son buenos de verdad. La gente enloquecía con Pachito y los dos vocalistas que pedían manos levantadas, olas y demás jueguitos de concierto. Como postre al fin del show, conversábamos con Oderris y sus amigos al costado de la guagua, y de pronto se nos acercó Pachito. Le hicimos saber que nos había gustado el recital, que si podíamos sacarnos una foto con él, a lo clúdefans. “¿De dónde son?”, preguntó Pachito, “de Argentina, Pachito, de Argentina”, “ahhh, Argentina”, respondió el músico, “estuve allá una vez, tocamos en el Bauen hace un tiempo”. Nos sacamos la foto (*), nos saludó entre sonrisas, y se subió a la guagua junto con sus músicos.
Volvimos a la casa a las cuatro de la mañana, sorprendidos de que tanta juventud, tanta gente junta pueda funcionar tan bien, en plena fiesta, con la venta de alcohol ahí nomás, en todos los puestos de la avenida, a metros de las casas.
La noche del primero enero, la primera noche del año, fue una fiesta y terminó en paz.

(*) Tengo información de que se perdió la foto nuestra con Pachito, así como las fotos que nos sacamos arriba del escenario…era para poner en mi galería de “Fotos con Personalidades”, al lado de la foto con el Dr Simi. Que lo parió…

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