martes, enero 27, 2009

Camaguey y los encuentros con Manuel







A Manuel lo conocimos una noche lluviosa entre las laberínticas callecitas de Camaguey, hechas así, a lo europeo, para confundir a los piratas e invasores del Siglo XVI y sitiarlos mediante emboscadas defensivas.
Manuel tiene 71 años y vive en Caibarién, provincia de Villa Clara. Llegó a Camaguey en busca de un remedio oncológico para su mujer. Lo encontró en el pueblo de Florida, en una farmacia internacional, y a 11 CUC. Imposible que él pueda comprarlo.
Así fue que volvió a la ciudad de Camaguey y anduvo caminando, haciendo tiempo hasta emprender la vuelta a su pueblo, el día siguiente.
Manuel nos contó historias, resguardándonos de la lluvia bajo techos y toldos, del proceso de lucha revolucionaria en Cuba. Es asmático y en una ocasión, yendo hacia Viñales, le dio un ataque de asma y no quiso viajar. El Che le dijo que viajara, que los ataques de asma se deben pasar agarrándose de un palo o del hombro de otro hombre que lo sostenga.
Manuel dice que el único que bromeaba con el Che era Camilo Cienfuegos. Le desordenaba la oficina, le hacia chistes. Nos contó las veces que el Che hizo remover de ciertos puestos a trabajadores que quisieron favorecerlo en su época de funcionario de primera línea, por tan sólo ser “el che” (regalos, comidas suntuosas, etc). “¿Esto comen los obreros?”, preguntaba el Che cuando veía que su plato era tan abundante. Ante la respuesta negativa se hacia traer la misma comida que el resto, y hacia sancionar al culpable de la desigualdad.
Manuel seguía hablándonos frente a la casa natal de Ignacio Agramonte. Habló de Brasil, de Venezuela, de Unasur.
Al día siguiente, caminábamos con Gabriel por la calle Maceo, una calle curva llena de tiendas y restaurantes. Encontramos a Manuel esperando su turno para hablar por un teléfono público (la gente en Cuba habla horas desde un teléfono público, debe ser la única desventaja de tener una telefonía tan barata). Nosotros íbamos camino a un restaurante en moneda nacional para cenar en la Nochebuena (restaurante Rancho Luna). Manuel quería llamar a su mujer para avisarle que el tren de las 6PM se había cancelado y que tenía que salir a “coger botella” a esa hora de la noche.
Conversamos un rato y nos quedamos con un sabor amargo por las desventuras del hombre, dos días sin dormir, el tren cancelado y la vuelta a casa sin el remedio oncológico.
Siguió la noche y a las dos de la mañana íbamos rumbeando por la calle República, botella de ron en la mano, cuando nos topamos una vez más con el viejo Manuel. Finalmente el tren saldría a las 4 AM. Luego de un rato de charla nos pidió que lo acompañemos a la terminal del ferrocarril.
Allí estuvimos adentro, en el hall, conversando largo rato, mirando “Nano”, la telenovela argentina en la que Araceli hace de muda y Bermúdez es el sex symbol. La mitad de la gente de esa sala de espera miraba la novela y la mitad dormía, así transcurría la noche navideña en Camaguey, el típico espíritu navideño cubano: ni pelota.
Salimos a tomar fresco frente a la estación y Manuel siguió contando sus historias de Fidel, del Che, de Camilo, de Raúl, de Huber Matos y otros. Nos contaba que las rivalidades entre estos personajes son inventos del enemigo, que el PC boliviano fue el culpable de que el Che estuviese tan aislado en su intento revolucionario en ese país, que Fidel apreciaba a Camilo y ahora las escuelas de formación militar juvenil se llaman “los camilitos”.
Seguimos entre esas charlas e historias, mientras pasaba un joven cubano, le pidió un cigarrillo a Gabriel, nos confundió con españoles y nos decía que “que lindo es Salamanca”. Manuel nos dijo que una revista colocó a Fidel como el cuarto hombre más rico del mundo hace unos años. Fidel dijo que si le encuentran “mil dólares, no, si me encuentran cien dólares, no, si me encuentran un dólar en algún banco del mundo renuncio a la presidencia”. Fidel sigue esperando.
Manuel enfatiza que en la época de la reforma agraria que llevó a cabo la Revolución en los primeros años, las primeras tierras en colectivizarse fueron las del padre de Fidel Castro (hay versiones de que la madre murió de un infarto por eso).
Eran cerca de las 3 de la mañana de la Navidad. Nos abrazamos con Manuel, brindamos con ron por la buena vida y nos despedimos.

Datos de la ciudad:
Camaguey es una ciudad laberíntica y desconcertante. Su trazado es bien misterioso. Fue una de las siete villas que fundó Diego Velazquez en los años 1514-1515. Es la ciudad natal del gran poeta cubano: Nicolás Guillén, hogar del revolucionario Ignacio Agramonte, héroe de la independencia. Camaguey fue un enclave pirata en el centro de la isla más grande las Antillas.

Obs:
Quiero aclarar que el remedio oncológico que Manuel no consiguió no llega a Cuba por el bloqueo. Los remedios que sí llegan se consiguen por un precio irrisorio.

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